Esta gran sala con un ábside semicircular hacía las funciones de comedor o triclinium, y tenía capacidad para cerca de sesenta comensales.

La dieta romana se fundamentaba en productos de origen mediterráneo (trigo, vid y olivo), que se complementaba con los productos propios de cada región. 

En Veranes, la alimentación se basaba en cereales, frutas, pescados y mariscos, así como carne de vaca, cabra, oveja, cerdo, jabalí y ciervo.

También se han encontrado huesos de gallinas y perdices. Tenían viñas, por lo que podían beber el vino de sus propias vides.

La comida principal era la cena, y solía realizarse en familia, tras el baño, y en ocasiones, con invitados.

¡Buena suerte!

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